16 de septiembre de 2010

Con motivo de la Independencia

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***Nota de la dirección.- El 14 de abril de 1800, Don Miguel Hidalgo y Costilla se refirió, durante una reunión con varios religiosos en Taximaroa, a la historia eclesiástica de Claudio Fieury, que contenía fuertes afirmaciones para la época, tales como la de que la Iglesia estaba manejara por ignorantes, que la epístola de San Pablo era falsa y que la Biblia debía estudiarse con libertad de entendimiento.
Uno de los asistentes, el mercenario Joaquín Huesca no se aguantó y presento una denuncia ante el tribunal de la Santa Inquisición, acusando a Hidalgo de herejía. La denuncia fue archivada por falta de pruebas y así permaneció hasta septiembre de 1810, luego del grito de Dolores, en que fue desempolvado el expediente ya que se debía de castigar la osadía del cura insurgente.
Es el 23 de septiembre de ese año cuando el Obispo de Michoacán Manuel Abad y Queipo, dicta el terrible Decreto de Excomunión y Anatema, contradiciendo los postulados cristianos. Un documento poco conocido y ante el cual, las autoridades eclesiásticas lo niegan.
Pero, es historia y la historia, no se puede borrar.
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Decreto Excomulgatorio de Don Miguel Hidalgo y Costilla

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Por autoridad de Dios Omnipotente, Padre, el Hijo y el Espiritu Santo; y de los Santos Cánones, y de la Inmaculada Virgen Maria, madre nodriza de Nuestro Salvador; y de las virtudes celestiales, ángeles; arcángeles, trono, demonio, papas; querubines y serafines; de todos los santos patriarcas y profetas; y de los apostols y evangelistas, y de los santos Inocentes, quienes a la vista del Santo Cordero se encuentran dignos de cantar la nueva canción; y de los santos mártires y santos confesores y de las santas vírgenes, y de los santos juntamente con todos los santos y electos de Dios; Sea condenado Miguel Hidalgo y Costilla, excura del Pueblos de Dolores.
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Lo excomulgamos y anatematizamos, y de los umbrales de la Iglesia del Todopoderoso Dios lo secuestramos para que pueda ser Atormentado eternamente por indecibles Sufrimientos juntamente con Dathán y Abirán y todos aquellos que le dicen al Señor Dios ¡Vete de nosotros porque no queremos ninguno de tus caminos! Y así como el fugo es extinguido por el agua que se aparte de él la luz para siempre jamás. Que el Hijo que sufrió por nosotros, lo maldiga; que el Espíritu Santo que nos fue dado a nosotros en el bautismo, lo maldiga. Que la Santa Cruz de la cual Cristo, por nuestra salvación ascendió triunfalmente sobre sus enemigos, lo maldiga. Que todos los ángeles y arcángeles; los principados y las potestades y todos los ejércitos celestiales, lo maldigan. Que San Juan precursor, y San Pablo; San Juan el Bautista y San Andrés y todos los demás apóstoles de Cristo juntos lo maldigan, y que el resto de sus discípulos y los cuatro evangelistas, quienes por su predicación convirtieron al mundo universal, y a la santa y admirable compañía de mártires y confesores; quienes con su santa obra se encuentran aceptables al Dios Omnipotente, lo maldigan. Que el Cristo de la Santa Virgen, lo condene. Que todos los santos desde el principio del mundo y de todas las edades que se encuentran ser los amados de Dios lo condenen, y que el cielo y la tierra y todas las cosas que hay en ello lo condenen. Será condenado Miguel Hidalgo y Costilla, en donde quiera que esté, en la casa o en el campo, en el camino o en las veredas, en los bosques o en el agua, y aún en la Iglesia que Sea Maldito, en la vida y en la muerte, en el comer y en el beber, en el ayuno y en la sed, en el dormitar y en el dormir, en la vigilia y andando, acostado o andando, gimiendo o cantando y en toda sangría. Que sea Maldito, en la corona de su cabeza y en sus sienes, en su frente y en sus oídos, en sus cejas y en sus mejillas, en sus quijadas, y en sus narices y en sus dientes anteriores y en sus molares; en sus labios y en su garganta, en sus hombros y en sus muñecas, en sus brazos y en sus manos y en sus dedos, Que sea Condenado, en su boca, en su pecho, en su corazón y en todas las vísceras de su cuerpo que sea Condenado, en sus venas, en sus muslos, en sus caderas, en sus rodillas, en sus piernas y en sus pies y en las uñas de sus pies que sea maldito, en todas las junturas y articulaciones de su cuerpo. Desde arriba de su cabeza hasta la planta de sus pies, que no haya nada bueno en él. Que el Hijo de Dios viviente con toda la gloria de su majestad Lo Maldiga: y que el Cielo con todos los poderes que en él se mueven, se levanten contra él, Que lo maldigan y lo condenen.
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¡Amén Sea Amén!
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3 comentarios:

contramipersona dijo...

Jo Diabla, mira a ver si puedes conseguirme una maldicion-excomunion igual para mi, con tanto perro nombre importante como en el documento se refleja, eso si no les prometo a ninguno que los invite a cenar! que coño ni siquiera a un miserable taco, ni tampoco que les proporcionare niño para que desahoguen sus malos instintos y bajas pasiones, eso que lo hagan al amparo de la iglesia , como lo ha nvenido haciendo hasta ahora!!!


Saludos canarios

la MaLquEridA dijo...

Chale que gachos, eso se oye muy feo y eso que los que lo condenaron pertenecían a la iglesia.



Hola Diablita.

Bernie Laplant dijo...

¡Harto interesanta!

Saludos.